La sequía que atraviesa México, iniciada en 2022, ha desencadenado una crisis hídrica sin precedentes en los últimos tres años. Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), más del 65% del territorio nacional se encuentra afectado por algún grado de sequía. Esta situación ha generado lo que expertos denominan “estrés hídrico”, reflejado en niveles históricamente bajos en presas, lagos y ríos, así como en manantiales y arroyos que se encuentran secos o al borde de sus mínimos.
Los factores naturales, como la actividad solar, la rotación de la Tierra y los patrones de viento, han influido en la disminución de las precipitaciones. Sin embargo, también contribuyen factores humanos, como la polución urbana, la quema de residuos agrícolas y la deforestación. Además, la expansión agrícola ha provocado que miles de hectáreas de suelo permanezcan sin cobertura vegetal, agravando la escasez de agua.
Ante este panorama, surge la interrogante: ¿se puede incrementar artificialmente la precipitación? La respuesta es sí, y una de las técnicas empleadas es la siembra de nubes. RainMaker, una empresa con más de diez años de experiencia en tecnología agrícola, ha desarrollado un enfoque que optimiza la gestión del agua a través de soluciones innovadoras como la agricultura de precisión y la tecnología foliar. Este proceso tiene como objetivo incrementar las lluvias mediante la introducción de sustancias que actúan como núcleos de condensación en las nubes.
El método de siembra de nubes se basa en años de investigación y observación, buscando superar los desafíos históricos de esta técnica. En 1946, los científicos Vincent Schaefer y Bernard Vonnegut descubrieron que el yoduro de plata podía estimular la formación de gotas de lluvia debido a su similitud con partículas de hielo. No obstante, este compuesto tenía limitaciones que afectaban su eficacia para desencadenar precipitaciones.
RainMaker ha perfeccionado este proceso mediante la reducción del tamaño de las partículas de yoduro de plata, lo que aumenta exponencialmente el número de núcleos de cristalización sin alterar la cantidad total de material utilizado. Además, la empresa ha incorporado un enfoque adicional para las zonas templadas de las nubes, fomentando la colisión y coalescencia de gotas, clave en la formación de la lluvia.
Resultados esperados
Manuel Mustieles, fundador de RainMaker y con más de 35 años de experiencia en química y agricultura, sostiene que la siembra de nubes puede incrementar la cantidad de agua precipitada en hasta un 95% de los casos. “El objetivo es que, cuando las intervenciones se realizan en momentos de alta probabilidad de lluvias, se pueda aumentar la cantidad de agua precipitada”, afirmó Mustieles.
Sin embargo, demostrar científicamente la efectividad de esta técnica sigue siendo un reto, dado que el clima es un fenómeno variable y multifactorial. Aunque existen herramientas como los radares meteorológicos que pueden medir el impacto de estas intervenciones, su alto costo limita su disponibilidad en la mayoría de los casos.
De: 2000 Agro
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