El nuevo esquema de retenciones agropecuarias presentado por el gobierno de Javier Milei ante el Congreso Nacional ha generado un intenso debate en el sector, delineando claramente ganadores y perdedores en el panorama económico del país. Y es que las modificaciones anunciadas con detalle el 18 de diciembre, proponen cambios sustanciales en los Derechos de Exportación (DEX), estableciendo cuatro niveles con tasas que oscilan entre el 33% y el 0%.
En este complejo escenario, las economías de mayor envergadura, representadas por los sectores de granos y carne, se encuentran entre los más afectados al enfrentar una mayor presión fiscal. El cultivo de soja, concentrado en la Región Centro, se erige como uno de los grandes derrotados, al mantener una tasa del 33%, incluyendo sus derivados, la harina y el aceite. Esta medida impactará directamente en el productor de soja, al cual se le descontará ahora la tercera parte del valor bruto de su producción, mientras que las industrias aceiteras no verán mejoras en su capacidad de pago.
En contraste, otros granos como maíz y trigo, cuya producción se concentra en Córdoba y el sur bonaerense respectivamente, se perfilan como perdedores al elevarse sus retenciones del 12% actual al 15%. Esta decisión también afecta a otros granos como el sorgo, la cebada y el girasol, que aún no cuentan con exclusiones en esta propuesta.
En el ámbito de las economías regionales, la situación se torna más matizada. La vitivinicultura, incluyendo el mosto, se encuentra en un punto intermedio, con una alícuota del 8%, distinta tanto al 15% propuesto inicialmente como al 0% anunciado previamente. Por otro lado, la industria láctea emerge como una de las grandes beneficiadas, al ver reducidas las retenciones para la leche en polvo y los quesos a un 0%, gracias a la exención para contrarrestar la crisis en este sector.
En el sector ganadero, la carne vacuna sufre un aumento en las retenciones del 9% al 15%, marcando un revés para este segmento. Sin embargo, la leche, inmersa en una crisis profunda, obtiene un respiro al quedar exenta de retenciones. Esto se traduce en una victoria para la industria láctea, con reducciones significativas del 9% histórico para la leche en polvo y 5% para los quesos a un 0%.
En términos más curiosos, el sector de cueros experimentará la liberación de retenciones, a pesar de ser considerado un área ultra-protegida. Asimismo, el rubro porcino, aunque sujeto por ahora a la tasa generalizada del 15%, se encuentra bajo análisis especial por parte del gobierno.
Dentro del extenso abanico de las economías regionales, algunas salen beneficiadas al mantener las retenciones en 0%, como la olivícola, arrocera, frutícolas, hortícolas, legumbres, apicultura, azúcar, yerba mate y té, equinos y lana. Este reparto de excepciones parece buscar un equilibrio entre los sectores más rentables y aquellos que podrían enfrentar problemas con una retención generalizada del 15%.
No obstante, la incertidumbre persiste para algunos sectores. Tabaco, algodón, maní y productos forestales podrían comenzar a tributar el 15%, al igual que otros productos de la pesca, cuya situación aún no está del todo resuelta. El gobierno se compromete a analizar detenidamente estos casos antes de la implementación final.
En este contexto, el Congreso se convierte en el escenario clave para el debate y la definición de estas propuestas. El impacto en la economía agropecuaria del país dependerá en gran medida de la resolución final y la capacidad de encontrar un equilibrio entre la rentabilidad y la sostenibilidad de los diferentes sectores involucrados.
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