Alrededor de 30 mil productores de caña de azúcar de la Huasteca Potosina enfrentan un ciclo productivo desalentador debido a la caída de precios del azúcar estándar, la afectación por plagas y la falta de organización colectiva. Los precios han disminuido hasta en un 24 por ciento por tonelada de azúcar estándar, mientras que diversas plagas afectan los cultivos en parte de las 89 mil hectáreas sembradas en la región.
En respuesta a esta situación, los productores han decidido impedir la salida de cargamentos de azúcar que no sean destinados a la exportación. Además, enfrentan la posible aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos a inicios de abril, lo que complica aún más su panorama económico.
La superficie cañera de la Huasteca se extiende por las faldas de la Sierra Madre Oriental, beneficiada por la humedad proveniente del Golfo de México. En promedio, cada productor posee 2.9 hectáreas, lo cual reduce considerablemente los ingresos derivados de la venta de azúcar estándar y refinada en los cuatro ingenios de la región.
Las autoridades agrícolas federales han iniciado recientemente una campaña intensiva para combatir las plagas detectadas en la zona, como el gusano barrenador del tallo y las ratas de campo, que afectan la producción. Sin embargo, la principal preocupación de los cañeros sigue siendo la caída en los precios.
Pese a la difícil situación, los productores no han aceptado cambiar su modelo de producción basado en el minifundismo. Esta estructura de cultivo, que ha prevalecido durante años, se refleja ahora en un proceso de zafra complicado por los bajos precios y la falta de estrategias organizativas eficientes.
La quema de residuos de caña en la región comenzó en enero, una práctica destinada a sanear la tierra bajo cultivo. Aunque los trabajadores encargados del corte no verán reducidos sus ingresos, enfrentan problemas de salud debido a la deshidratación y la fauna nociva presente en la zona.
El uso de agua proveniente de los ríos huastecos para el cultivo de la caña se realiza sin restricciones claras, en parte debido a la presión de los cañeros. Ni los productores ni las autoridades han logrado establecer un modelo de producción colectiva que permita reducir costos y mejorar ingresos.
Históricamente, los cañeros han participado en proyectos políticos a nivel estatal, federal y municipal. Sin embargo, actualmente enfrentan su situación de manera aislada, atravesando uno de los periodos más críticos que recuerden.
La explotación de la zona cañera se ha vuelto menos productiva en los últimos años debido a los altos costos y al bajo precio del azúcar en el mercado. A pesar de ello, los propietarios de tierras, ejidatarios y pequeños productores continúan produciendo azúcar, aunque su consumo ha disminuido en la dieta nacional debido a razones de salud.
La falta de asesorías para mejorar la calidad de las tierras y el rendimiento de los cultivos se suma a la crisis que enfrentan los cañeros. Además, los plantones frente a los ingenios buscan doble propósito: garantizar la venta al mercado estadounidense, donde obtienen mejores precios, y presionar al mercado nacional mediante la creación de una escasez ficticia de azúcar estándar.
En otro contexto, la aplicación de la ley en San Luis Potosí enfrenta un escenario preocupante. La biblioteca legislativa del estado registra 136 leyes, 9 códigos y un número indefinido de reglamentos, que, en su conjunto, forman un entramado legal débil frente a la impunidad que supera el 90 % en los últimos años.
La falta de respeto a la ley y el incumplimiento de los códigos, particularmente el penal, reflejan la falta de efectividad de las autoridades correspondientes. La Fiscalía General del Estado y el Poder Judicial del Estado enfrentan un desafío constante en la aplicación de las leyes.
Fuente: El Sol de San Luis
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