En el competitivo escenario de los mercados emergentes de América Latina, México y Brasil destacan por mantener el mayor premio por encima de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, conocido en el ámbito financiero como el “carry trade”. Esta situación ha sido subrayada por el economista jefe de Valores Mexicanos Casa de Bolsa (Valmex), Víctor Ceja Cruz, quien señala la atracción singular de estos países para los inversores internacionales.
“México continúa ofreciendo un rendimiento positivo y atractivo tras completar once meses con la tasa nominal sin cambio en 11.25 por ciento”, afirma Ceja Cruz, resaltando la estabilidad y el atractivo que el país presenta para el capital extranjero. La tasa real, que ajusta este rendimiento por la inflación, se sitúa en un impresionante 7.5%, de acuerdo con Jessica Roldán, economista jefe de Finamex, Casa de Bolsa. Este nivel de tasa se compara favorablemente con las de otros países de la región como Colombia, Perú, o Chile, y se mantiene en línea con Brasil, que recientemente aplicó el quinto recorte consecutivo de su ciclo, el 2 de febrero.
El análisis de Ceja Cruz va más allá al comparar las tasas de inflación de México y Brasil, que cerraron el 2023 en cifras muy cercanas: 4.6% y 4.51% respectivamente. Este paralelismo refuerza la posición competitiva de México frente a Brasil y, por extensión, ante otros emergentes de la región.
Sin embargo, lo que realmente captura la atención de los inversores es el diferencial de tasas entre México (y Brasil) con Estados Unidos. “El diferencial de la tasa que guarda México con Estados Unidos sigue siendo muy atractivo”, consigna Ceja Cruz. En un contexto de endurecimiento extraordinario de la política monetaria, este spread se sitúa actualmente entre 575 y 600 puntos básicos, superando los 450 puntos históricos. Este amplio margen ofrece a México un espacio de maniobra para recortes de hasta 100 puntos básicos sin perder atractivo frente a Estados Unidos.
Anticipando el futuro, Ceja Cruz proyecta un recorte en la tasa de interés de 25 puntos básicos por parte del Banco de México (Banxico) para el 21 de marzo, lo que dejaría el rédito en 11%. A lo largo del año, se espera un recorte adicional de 75 puntos básicos, con lo que la tasa cerraría en 10.25%, manteniendo aún un rendimiento atractivo en un escenario global de tasas reales bajas.
Por otro lado, la economista jefe de Finamex, ve el futuro de la política monetaria en México como un “campo minado”, dada la presión inflacionaria. Ella argumenta que será difícil para Banxico justificar un ciclo de recortes en un entorno de inflación revertida. “Si bien las cosas van a mejorar cuando la Fed baje las tasas, la probabilidad de que Banxico recorte en la primera mitad del año es muy baja”, subraya, señalando el papel crucial que juega el diferencial de tasas en el tipo de cambio y su importancia para las autoridades mexicanas.
A medida que el panorama inflacionario continúa siendo un desafío, los movimientos de la Fed ofrecen un mayor margen de maniobra que la propia dinámica inflacionaria, sugiere la economista de Finamex. A pesar de las expectativas de Banxico de alcanzar su objetivo de inflación hacia finales de año, ella es escéptica y anticipa ajustes en las proyecciones que mantendrán el balance de riesgos inclinado hacia la inflación al alza. Este escenario limitaría los recortes de tasa, aunque reconoce que hay espacio para reducciones menores que podrían hacer la política monetaria menos restrictiva. La tasa, estima, terminaría el año en 9.75%, manteniéndose en un nivel restrictivo.
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