El recorte de impuestos a las importaciones de etanol, azúcar y aceite de soja anunciado recientemente por Brasil debería tener poco impacto en los acuerdos comerciales a corto plazo y fue impulsado más por cuestiones políticas que de negocios, dijeron analistas.
La medida se produjo en un momento en que el Gobierno intenta controlar la inflación anual de dos dígitos, con aranceles de importación para el etanol y seis productos alimenticios -café molido, margarina, queso, pasta, azúcar y aceite de soja- que se han reducido a cero hasta finales de 2022.
El presidente Jair Bolsonaro dijo que la reducción de los impuestos a las importaciones de etanol a cero desde el 18% debería reducir los precios de la gasolina. Sin embargo, los analistas consideran que la medida tiene poco impacto por ahora.
Incluso sin impuestos, el etanol importado entraría en Brasil con precios entre un 8% y un 10% más altos que el local, que seguirá bajando a partir de abril cuando comience la molienda de caña de azúcar en Brasil.
“El etanol brasileño tiende a volverse más competitivo en las próximas semanas con la caída de los precios de los productores, y eso debería trasladarse a los consumidores”, afirmó el analista de Datagro Plinio Nastari.
Nastari también dijo que la reducción de los impuestos a las importaciones de azúcar no debería tener ningún efecto práctico, en momentos en que Brasil -el exportador número 1 del mundo- tiene el costo más bajo del azúcar en todo el planeta.
También es poco probable que la medida atraiga importaciones de aceite de soja, según el analista de Safras & Mercado Luiz Fernando Roque.
“Ya hay menos demanda de aceite de soja en Brasil y podríamos incluso reducir las exportaciones si fuera necesario. No creo que esta medida impulse las importaciones de aceite de soja”, dijo, señalando que Brasil ya compra el producto sin impuestos a Argentina, el mayor exportador de aceite de soja del mundo.