La industria azucarera de Cuba, alguna vez el orgullo del Caribe, enfrenta una crisis profunda debido a una combinación de mala gestión histórica, embargos económicos y desafíos contemporáneos. Según un informe de la BBC, la situación actual pinta un panorama sombrío para un sector que durante siglos fue el pilar de la economía cubana.
Miguel Guzmán y otros trabajadores de la cooperativa azucarera Yumuri en Cienfuegos han dedicado su vida a cortar caña de azúcar, una tradición familiar que ha perdurado por generaciones. Sin embargo, Guzmán admite que nunca ha visto la industria azucarera tan deteriorada como ahora.
“Nunca he visto la industria azucarera tan rota y deprimida como ahora”, dice Guzmán, recordando incluso los tiempos difíciles tras la caída de la Unión Soviética.
De la prosperidad al declive
Desde la época colonial, la producción de azúcar fue fundamental para la economía cubana, alcanzando su apogeo en el siglo XIX cuando Cuba se convirtió en el principal productor de azúcar del mundo. La Revolución Cubana de 1959 trajo la nacionalización de la industria, inicialmente manteniendo altos niveles de producción gracias a los acuerdos comerciales con la Unión Soviética.
Sin embargo, el colapso del bloque soviético en la década de 1990 marcó el inicio de un declive prolongado.
Desafíos económicos y estructurales
Hoy en día, la inflación, la escasez de bienes esenciales y el embargo económico estadounidense han exacerbado la crisis. “No hay suficientes camiones y, debido a la escasez de combustible, a veces pasan varios días antes de que podamos trabajar”, explica Guzmán, mientras espera en una zona de sombra a que lleguen los camiones de la era soviética.
Esta falta de eficiencia ha provocado una caída drástica en la producción, alcanzando solo 350.000 toneladas de azúcar en bruto la temporada pasada, muy por debajo de los 1,3 millones de toneladas de 2019.
Impacto en la economía y la cultura
La caída de la producción de azúcar tiene repercusiones en otros sectores económicos, incluido el ron, otra industria nacional importante. “Estamos produciendo la misma cantidad de azúcar que Cuba producía a mediados del siglo XIX”, comenta Juan Triana del Centro de Estudios de la Economía Cubana en La Habana.
La falta de inversión y la mala gestión crónica han sido factores determinantes en esta decadencia.
Esfuerzos gubernamentales y privados
En medio de esta crisis, el gobierno cubano ha intentado mantener operativos algunos ingenios azucareros. Dionis Pérez, director de comunicación de la empresa estatal Azcuba, destaca que actualmente solo una veintena de ingenios están en funcionamiento. “Son cuatro más de lo previsto inicialmente para esta temporada, gracias al trabajo y esfuerzo de los trabajadores”, afirma Pérez.
Por otro lado, empresarios privados como Martín Nizarane han logrado prosperar. Su empresa Clamanta, que produce yogur y helado, depende del azúcar importado de Colombia.
“El Estado me trata como a un empresario privado más, sin ningún privilegio especial”, dice Nizarane, quien ha sido elogiado por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel como un modelo para el futuro.
Luchas económicas más amplias
La crisis del azúcar es solo una parte de los problemas económicos de Cuba. La inflación creciente ha llevado al gobierno a aumentar cinco veces el precio del combustible subsidiado, lo que ha generado descontento entre la población. Manuel Domínguez, un ciudadano afectado, comenta: “No hay relación entre lo que ganamos y los precios que vemos, ya sea combustible, comida en las tiendas o cualquier otra cosa”.
Además, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, fue detenido por presunta corrupción, lo que muchos ven como un intento de desviar la atención de los problemas económicos más amplios.
El futuro de la industria azucarera
Revitalizar la industria azucarera cubana requerirá inversiones significativas y reformas estructurales. Modernizar los equipos, mejorar la logística y garantizar un suministro estable de combustible son esenciales. Fomentar el emprendimiento privado dentro del sector agrícola también podría ser clave para inyectar dinamismo a la industria.
Para muchos cubanos, la frase “sin azúcar no hay país” sigue siendo un recordatorio del papel fundamental del azúcar en la identidad y la economía de la isla. Aunque el camino hacia la recuperación es difícil, con reformas estratégicas y la resiliencia del pueblo cubano, es posible que la industria azucarera recupere parte de su antiguo esplendor.
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