En medio de un panorama marcado por la sequía, el sector agroalimentario mexicano enfrenta desafíos sin precedentes que prometen reconfigurar el equilibrio entre la producción nacional y la dependencia de importaciones, especialmente en granos básicos como el maíz y el trigo.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) reveló, durante la sexta edición de Perspectiva Agroalimentaria 2024, pronósticos poco alentadores para el próximo año, anticipando un incremento en la necesidad de importar dichos productos ante la caída de la producción local.
Durante la presentación, Juan Carlos Anaya, director general del GCMA, destacó la preocupante expectativa de una disminución en la producción nacional de granos y oleaginosas, atribuida a la severidad de la sequía que azota al país. Esta situación, según Anaya, no sólo limitará el crecimiento del sector sino que impulsará un aumento significativo en las importaciones para satisfacer la demanda interna.
Anaya también señaló un fenómeno interesante en el sector pecuario, el cual, a pesar de la adversidad, muestra signos de robustez: “el sector pecuario creció 287% en volumen” en los últimos treinta años, destacando un contraste notable con el modesto crecimiento de poco más de 28% en la producción de granos y oleaginosas en el mismo período.
No obstante, el futuro del sector pecuario enfrenta el desafío de “retener su hato ante la falta de agua y buenos pastizales con una demanda creciente de ganado de Estados Unidos”.
Claudia Fernández, especialista en granos y oleaginosas de GCMA, proyecta una disminución preocupante en la producción de estos cultivos: “desafortunadamente lo que estamos esperando en 2024 es una caída de 6.9%, con un valor de la producción de 211 mil millones de pesos”.
Para el año 2024, se anticipa una disminución en la producción de maíz en comparación con el 2023, atribuida a condiciones severas de sequía y escasez hídrica. De manera similar, el sorgo experimentará una notable reducción, con una disminución estimada de 300 mil toneladas respecto a los 5 millones de toneladas producidas el año anterior.
En lo que respecta al trigo, el noreste del país se encuentra particularmente afectado por la falta de agua, situación que se traducirá en un significativo descenso en la producción del 19.2%.
A pesar de los retos significativos en la producción de granos y oleaginosas, el informe de GCMA ofrece una visión más optimista para las hortalizas y frutas, donde se espera una leve disminución de precios gracias a un aumento en la producción.
Fernando Cruz, socio de GCMA, destacó el crecimiento de la producción hortofrutícola, que se ha duplicado desde 1994 hasta 2024, gracias a la eficiencia en los cultivos. Sin embargo, enfrentan desafíos como “altos costos de producción y falta de mano de obra”.
El análisis también toca la influencia de factores externos como las elecciones en Estados Unidos, que podrían afectar las exportaciones mexicanas de aguacate y jitomate. Cruz advierte sobre los “embates de California y de Estados Unidos para que detengan la entrada de esos dos productos a Estados Unidos”, resaltando la vulnerabilidad de estos productos ante coyunturas políticas.
En términos económicos, el informe proyecta un crecimiento global del 3.1%, mientras que para México se proyecta un 2.7%, junto con una expectativa de disminución en los precios de los alimentos del 2% en 2024 y un 3% en 2025, ofreciendo un respiro en medio de la incertidumbre.
Este análisis detallado del GCMA subraya la complejidad de los desafíos que enfrenta el sector agroalimentario mexicano en 2024, marcado por la sequía, la dependencia de las importaciones, y la necesidad de navegar en un entorno político y económico fluctuante.
La adaptación y la innovación serán cruciales para superar estos obstáculos y asegurar la sostenibilidad y resiliencia del sector en el futuro.
Mira la presentación: Perspectivas Agroalimentarias 2024
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