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Emisiones de metano en la industria energética alcanzan niveles sin precedentes en 2023, revela la AIE

En un mundo donde el cambio climático se presenta como uno de los desafíos más acuciantes, el informe “Global Methane Tracker 2024” de la Agencia Internacional de Energía (AIE), lanza una advertencia contundente: las emisiones de metano derivadas de los combustibles fósiles continúan en niveles récord. Durante el año 2023, la industria relacionada con el petróleo, el gas y el carbón ha sido responsable de emitir aproximadamente 120 millones de toneladas de metano, un leve incremento en comparación con el año anterior.

A pesar de este panorama, hay un atisbo de esperanza, ya que se anticipa una pronta disminución gracias a los esfuerzos recientes en el sector y los compromisos asumidos en la última conferencia internacional sobre el clima, la COP28.

El metano, conocido por ser el segundo gas de efecto invernadero más significativo después del CO2, posee una potencia considerablemente mayor, aunque su vida útil en la atmósfera es mucho más corta, aproximadamente una década. Expertos apuntan que es responsable de cerca del 30% del calentamiento global post-Revolución Industrial, con alrededor de 580 millones de toneladas emitidas anualmente. De estas, el 60% proviene de actividades humanas, principalmente la agricultura, y casi un tercio de fuentes naturales como los humedales.

La persistencia de altos niveles de emisiones de metano por la industria de combustibles fósiles, cercanos al récord establecido en 2019, dista mucho del objetivo de reducción del 75% necesario para 2030, un requisito para no superar el límite de calentamiento de 1.5°C establecido por el Acuerdo de París. “No hay razón para que estas emisiones sigan siendo tan altas”, afirma Tim Gould, economista jefe de la AIE, señalando que alrededor del 40% de estas emisiones podrían haberse evitado sin costo neto, aprovechando el valor comercial del metano capturado. Según la AIE, alcanzar la meta de reducción del 75% implicaría un coste de aproximadamente 170,000 millones de dólares, una cifra que representa menos del 5% de los ingresos de la industria de combustibles fósiles en 2023.

La AIE también destaca que dos tercios del metano emitido por esta industria provienen de solo diez países, con China y Estados Unidos a la cabeza en emisiones derivadas del carbón y del petróleo y gas, respectivamente, seguidos de cerca por Rusia. Además, se observó un incremento preocupante en las grandes fugas detectadas por satélite, las cuales aumentaron más del 50% en comparación con 2022, sumando 5 millones de toneladas adicionales, con eventos notables como una fuga masiva en Kazajistán que duró cerca de 200 días.

No obstante, la AIE se muestra optimista frente a las políticas, regulaciones significativas anunciadas recientemente, y los compromisos adquiridos en la COP28 en Dubái, que podrían marcar un punto de inflexión hacia la reducción de estas emisiones.

En este sentido, la promesa de 52 compañías petroleras y de gas de adoptar una política de “casi cero metano” para 2030, aunque recibida con escepticismo, junto con la adhesión de más de 150 países a la iniciativa “Global Methane Pledge” para reducir las emisiones de metano en un 30% entre 2020 y 2030, son pasos esperanzadores hacia la mitigación del impacto climático del metano. Sin embargo, como advierte Christophe McGlade, experto en energía de la AIE, estos compromisos aún necesitan ser respaldados por planes detallados para su efectiva implementación.

De: El economista

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