En un giro que ha provocado un amplio debate en México, la prohibición total del glifosato, prevista para entrar en vigor el próximo 1 de abril, ha suscitado preocupaciones significativas en diversos sectores del país. Este herbicida, piedra angular en las prácticas agrícolas mexicanas, enfrenta críticas debido a preocupaciones sobre sus posibles efectos negativos en el medio ambiente y la salud pública. Sin embargo, más allá de la controversia ambiental y sanitaria, la medida se percibe como una potencial amenaza para la seguridad alimentaria nacional.
El director ejecutivo de Protección, Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT), ha sido una voz destacada en esta discusión, señalando las consecuencias económicas y productivas de tal prohibición. Según el experto, se estima que la exclusión del glifosato de la agricultura podría derivar en una reducción alarmante del 49% en la producción de cultivos clave. Entre estos, se encuentran productos fundamentales como el aguacate, caña de azúcar, tomate rojo, chile verde, agave, sorgo de grano, alfalfa, frijol, espárrago naranja y limón.
Esta proyección no solo resalta la dependencia del sector agrícola mexicano en el uso del glifosato, sino también, subraya el desafío de mantener la seguridad alimentaria en un país donde la demanda de alimentos supera constantemente la oferta. Con una población que se espera alcance los 126 millones de personas para 2024, y una producción alimentaria que se ha mantenido por debajo de los 300 millones de toneladas, el impacto de la prohibición podría ser particularmente grave.
“El sector agroalimentario, que representa aproximadamente el 8.3% del PIB mexicano, se vería particularmente afectado por cualquier reducción en la producción agrícola”, afirma el director ejecutivo de PROCCYT. Este escenario no solo tendría implicaciones significativas para el crecimiento económico y el empleo en el país, sino que también repercutirá en la economía del consumidor final.
Frente a estos desafíos, la llamada a la acción es clara: la necesidad de implementar y promover prácticas agrícolas alternativas y sostenibles. Esta transición hacia métodos de cultivo más amigables con el medio ambiente y la salud pública es vista como un paso crítico para asegurar la futura seguridad alimentaria de México. Sin embargo, la preocupación por un crecimiento económico más lento para el sector agroalimentario en 2024, como resultado de la prohibición, subraya la urgencia de encontrar un equilibrio entre las prácticas agrícolas sostenibles y la productividad necesaria para alimentar a la creciente población mexicana.
La decisión de México sobre el glifosato se encuentra en la intersección de la salud pública, el medio ambiente, y la seguridad alimentaria, presentando un complejo desafío para el futuro del país. La forma en que México navegue por este dilema no solo definirá su paisaje agrícola, sino también su capacidad para garantizar el bienestar de su población en los años venideros.
También te puede interesar leer:
Escasez y abundancia: El delicado equilibrio del almacenamiento de agua en las presas de uso agrícola en México
Avances estratégicos y retos en la zafra 2023/24: insights del 18° informe de producción
Industria azucarera en perspectiva: Proyecciones del 3er estimado para la zafra 2023/24