Entró en vigor la primera ley de seguridad alimentaria en China, con el objetivo de lograr la autosuficiencia absoluta en cereales básicos. Esta iniciativa, aunque aún parece una meta utópica, no debe subestimarse, especialmente tratándose del mayor importador mundial de una amplia variedad de productos agrícolas.
Desde hace algunos años, las autoridades chinas tienen una obsesión: ser autosuficientes en cereales. Esta meta se ha intensificado tras la guerra comercial con Estados Unidos iniciada por Donald Trump, y aunque Joe Biden ha mantenido una relación tensa con China, la necesidad de autosuficiencia alimentaria ha seguido creciendo. Con solo el 9% de la tierra cultivable mundial y una población de más de 1.400 millones de personas, China otorga gran importancia a la seguridad alimentaria.
La ley, adoptada por el máximo órgano legislativo en diciembre de 2023, entró en vigor el sábado pasado y consta de 11 capítulos que cubren todo el proceso de suministro de cereales, desde la producción y la reserva hasta la circulación y el procesamiento. Este marco legal busca orientar a los gobiernos locales y la industria agrícola para aumentar la producción de alimentos, aunque aún no se han detallado los mecanismos específicos de implementación.
Entre las disposiciones más destacadas se incluye la protección de las tierras agrícolas para evitar su uso en otros fines y la conservación de los recursos de germoplasma. El desperdicio de alimentos se considera una falta grave bajo esta nueva normativa.
La rápida aprobación de la ley, apenas seis meses después de su primera lectura, refleja la urgencia de China por resolver problemas que han obstaculizado la producción, como la escasez de tierras cultivables, recursos hídricos, mano de obra y tecnología agrícola moderna. Es paradójico que una nación conocida por sus avances tecnológicos enfrente tales desafíos en su sector agrícola.
La ley también responsabiliza a los gobiernos, tanto central como provinciales, de incorporar la seguridad alimentaria en sus planes económicos y de desarrollo, asegurando que el suministro de alimentos siga siendo una prioridad máxima en un país con una dolorosa historia de hambruna.
El Partido Comunista Chino liderará la implementación de una estrategia nacional de seguridad alimentaria que prioriza a China mediante importaciones moderadas y el uso de avances en ciencia y tecnología para impulsar la producción, según dispone la nueva ley. Se enfatiza repetidamente en el documento la “autosuficiencia básica en cereales en general y la autosuficiencia absoluta en aquellos granos que conforman el grueso de la dieta china”. Esto incluye mijo, avena, sorgo, cebada, trigo sarraceno, poroto mung, trigo, arroz, maíz y soja.
Además, se estipula la creación de un plan nacional de emergencia de cereales y un sistema de seguimiento de la seguridad alimentaria. Las violaciones a la ley resultarán en severas multas para entidades y particulares.
Aunque algunos analistas creen que la ley, redactada de manera vaga, podría no tener un impacto significativo en el corto plazo sobre la producción de alimentos en China, advierten que no debe subestimarse. “La ley de seguridad alimentaria consagra prácticas existentes. Este tema estaba entre las principales prioridades nacionales y no puede ir más allá”, afirma un trader global.
Sin embargo, dado que China es el mayor importador de granos producidos en Occidente, es crucial mantener la atención en estos desarrollos. Reemplazar a China como comprador es, en la mayoría de los casos, imposible, por lo que el impacto de esta ley podría ser considerable a largo plazo.
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