El proceso desinflacionario en México continúa avanzando, aunque enfrenta un entorno externo incierto y una economía en desaceleración. Así lo señalaron los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) en las minutas correspondientes a la decisión de política monetaria del pasado 27 de marzo.
Según el documento, la mayoría de los miembros anticipa que la actividad económica del país “continúe mostrando debilidad hacia delante”, lo cual contribuiría a llevar la inflación general a la meta del 3.0 por ciento hacia el tercer trimestre de 2026.
Incluso, algunos integrantes destacaron que la desaceleración observada en la actividad económica podría derivar en una revisión a la baja de la proyección de crecimiento para 2024. Actualmente, la previsión se ubica en 0.6 por ciento, con un rango estimado de entre -0.2 y 1.4 por ciento.
En este contexto, la mayoría de los miembros consideró que la economía mexicana podría mostrar un mayor grado de holgura en el horizonte de pronóstico. “Algunos advirtieron que la probabilidad de que México esté entrando en una recesión ha aumentado”.
Uno de los miembros sostuvo que, a diferencia de reuniones anteriores, “la magnitud anticipada de la debilidad económica es tal que realmente debería contribuir a contener las presiones inflacionarias”. En ese sentido, consideró que “no se requiere mantener la postura monetaria excesivamente restrictiva de los últimos años, abriendo espacio a la recalibración”. No obstante, advirtió que la desaceleración por sí misma “no garantizará el cumplimiento de la meta en el horizonte de pronóstico”.
Por su parte, otro integrante advirtió que si la inflación se mantiene en los niveles actuales hacia finales de este año y el próximo, “no será posible seguir reduciendo la postura monetaria como espera el mercado”.
A pesar de ello, se reconoció cierto margen de acción para actuar de manera independiente a la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) en el corto plazo. En esa línea, otro miembro indicó que la calibración de la política busca “hacer eficiente la convergencia de la inflación ante presiones de precios que son menores” y responde “al deterioro que se ha presentado en la actividad económica y sus perspectivas”.
Asimismo, se destacó que ha mejorado el sesgo del balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación. Otro integrante más, comentó que los riesgos al alza para el indicador “se encuentran contenidos” y que sus determinantes son “consistentes con la convergencia a la meta en el horizonte de pronóstico”.
Otro miembro más señaló que “el entorno macroeconómico, los niveles de inflación, su dinámica y la evolución de sus determinantes permiten continuar calibrando la postura monetaria”, lo que abriría la puerta a un nuevo recorte en la tasa de interés. Dicho recorte, indicó, podría ser de magnitud similar a la última decisión, cuando se redujo en 50 puntos base para dejarla en 9.0 por ciento.
En cuanto a los riesgos externos, un integrante de la Junta expresó preocupación por un posible escenario de aranceles elevados, generalizados y duraderos por parte de Estados Unidos a las exportaciones mexicanas. Este escenario, advirtió, representaría “un choque desfavorable a la demanda de exportaciones” mexicanas, aunque señaló que una depreciación real del tipo de cambio podría mitigar parcialmente dicho impacto.
Sin embargo, otro miembro subrayó que “es indispensable evitar especulaciones” y resaltó “la necesidad de analizar integralmente las medidas arancelarias implementadas o las que se lleguen a materializar, incluyendo posibles excepciones o tratamientos preferenciales diferenciados por región”.
De: El Financiero
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