Esta semana, un avión realizó un vuelo inaugural de Alemania a la ciudad francesa de Reims utilizando un combustible al 97% vegetal. Este nuevo combustible, fabricado a partir de la remolacha azucarera, podría revolucionar la aviación.
Una alianza franco-alemana está detrás de este biocombustible para aviones lígeros, que podría llegar a sustituir al Avgas100LL, la gasolina utilizada por la mayoría de los aviones con motor de pistón. En Europa se utilizan 100 millones de litros al año para estos aviones y hasta 900 millones de litros en Estados Unidos.
Este martes 15 de junio, un Rihn DR107, una pequeña aeronave acrobática, voló desde Saarbrücken, en Alemania, hasta Reims, en la región francesa de Champaña-Ardenas. El piloto profesional e ingeniero aeronáutico Bastien Le Roux efectuó el vuelo para este estreno mundial.
Para él, no hay diferencia entre un combustible convencional y este biocombustible: ” Este combustible me parece una muy buena alternativa, aunque, por supuesto, tendremos que ver si la longevidad del motor puede verse afectada. En cualquier caso, en términos de rendimiento, en este avión que conozco muy bien, no noté ninguna diferencia”, comentó Bastien Le Roux para el canal France 3.
Entre Saarbrücken y Reims, el avión tardó poco más de una hora, a una velocidad media de 260 km/h para un consumo de ocho litros por cada cien kilómetros, pero puede aumentar su velocidad de crucero a 340 km/h.
Viajes ecorresponsables
Cada vez más consumidores están en busca de viajes ecorresponsables, por lo que el sector aéreo intenta encontrar alternativas para contaminar lo menos posible, desde la forma del avión hasta el motor utilizado, pero sobre todo el combustible. La remolacha, pero también los aceites de cocina o las algas son las alternativas preferidas.
“Con el fenómeno de Air Shame [vergüenza de volar], que nació en Suecia y luego se extendió por toda Europa y el mundo, todos somos ahora conscientes de que la aviación contamina enormemente y que hay que encontrar soluciones”, explica Marc Delcourt, cofundador y director general de Global BioEnergie, la start-up francesa que hizo posible este vuelo. “Una solución es dejar de viajar, otra es desarrollar tecnologías que permitan contaminar menos”, añade.
Por supuesto, el desarrollo de los biocombustibles para los aviones está aún en sus inicios y falta realizar muchas pruebas, como su eficacia en tanto que sustituto del queroseno utilizado por los aviones de largo recorrido.