En el vasto campo de la agricultura mexicana, más del 70% de la superficie sembrada utiliza agroquímicos como herramientas cruciales para maximizar la productividad, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). En 2019, el 71.8% de esta superficie empleó fertilizantes químicos, destacando estados como Sinaloa y Sonora con un uso del 98.6% y 99.2%, respectivamente.
La Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) enfatiza que estos productos no deben ser vilipendiados por desconocimiento. Al contrario, son comparables a “la medicina del campo”, dado su desarrollo a partir de avances tecnológicos y científicos diseñados para incrementar los rendimientos por hectárea y proteger a los cultivos de plagas y enfermedades que pueden reducir la producción hasta en un 40%.
“Los agroquímicos deben verse como sustancias formuladas para maximizar la productividad agrícola, asegurando la protección contra agentes dañinos como roedores, insectos, malezas, hongos y bacterias”, declara la UMFFAAC. Esta protección es vital dado que, según la organización, la maleza, por ejemplo, representa el 41.6% del total de organismos nocivos, impactando significativamente en los rendimientos agrícolas.
Además de los fertilizantes, los plaguicidas, o fitosanitarios, son fundamentales. Estos productos son considerados “la medicina de las plantas”, actuando como una cura contra diversas amenazas, incluyendo virus, trips, nematodos y más, que afectan la salud de los cultivos.
La UMFFAAC también señala que el uso adecuado de estos productos contribuye a la conservación del suelo y previene su degradación, además de ayudar a mantener la productividad sin necesidad de expandir la superficie agrícola. Esto es particularmente relevante en tiempos de sequía, donde el uso eficiente de recursos como el agua es más crítico que nunca.
Finalmente, la organización subraya la importancia de seguir las instrucciones de uso proporcionadas en el etiquetado de los agroquímicos. Este enfoque no solo minimiza riesgos para los productores y consumidores, sino que también asegura la efectividad del tratamiento en los cultivos, promoviendo una agricultura más sostenible y productiva.
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