Pese a que primero la pandemia, y luego el aumento de los precios de las materias primas, provocó una desaceleración en el crecimiento de los biocombustibles, su demanda en 2022 superará los niveles de 2019.
Así se desprende del último informe de la Agencia Internacional de la Energía que señala que en 2021 ya se recuperó parte del apetito por estas soluciones energéticas tras las caídas registradas en 2020 durante la crisis provocada por la Covid-19.
El alza de precios durante los últimos meses de los bicombustibles fue exponencial el pasado ejercicio. En agosto de 2021, aumentaron entre un 70% y un 150% en comparación a los precios promedio de 2019 en Estados Unidos, Europa, Brasil e Indonesia. Un crecimiento mucho más pronunciado que el del petróleo que aumentó un 40% durante el mismo período de tiempo.
Pese a este contexto, los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía señalan que la demanda general de biocombustibles volverá a niveles de 2019 este año. Una recuperación que va a ser desigual. En el caso del etanol, los registros señalan que su demanda se quedó un 4% por debajo de los niveles de 2019 durante el pasado año. Los altos precios en Brasil y la menor demanda de gasolina en los Estados Unidos en relación con los niveles de 2019 marcaron el comportamiento de este mercado el pasado año que no se espera se recupere por completo hasta 2023.
Por su parte, el biodiésel, el diésel renovable y el biojet tuvieron un comportamiento diferente. La demanda combinada de estos combustibles aumentó el pasado año un 15% respecto a los niveles de 2019. La demanda de diésel renovable en los Estados Unidos y la demanda de biodiésel de Asia son responsables de la mayor parte de este crecimiento.
Horizonte 2026
Las estimaciones a futuro de la Agencia Internacional de la Energía señalan diferentes tendencias. Asia superará la producción europea total de biocombustibles en 2026. Los factores sobre los que se construirá este sorpaso serán las políticas internas, la creciente demanda de combustibles líquidos y la producción impulsada por las exportaciones.
Los países asiáticos representarán casi un tercio de la nueva producción hasta 2026. Los objetivos de mezcla para el biodiésel en Indonesia y Malasia y las políticas de etanol de la India serán las responsables de la mayor parte de este crecimiento.
Por su parte, la demanda de biocombustibles de América del Norte será la que más crecerá en 2026. Sin embargo, el 40% de este crecimiento corresponderá a la recuperación de la demanda que se perdió con el impacto de la Covid-19. Estados Unidos y Brasil seguirán siendo los centros más grandes tanto para la demanda como para la producción de biocombustibles en este periodo.
Las grandes cifras señalan que la demanda de diésel renovable casi se triplicará entre 2020 y 2026, principalmente gracias a las políticas en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en volumen absoluto, el crecimiento de la demanda de etanol supera al del diésel renovable. La mayor parte del crecimiento del diésel renovable se concentra en Estados Unidos y Europa.
Asia y Suramérica lideran el crecimiento
El crecimiento del etanol y el biodiésel seguirá siendo sólido gracias a la demanda en América Latina y Asia, y la recuperación de las caídas de Covid-19. En Asia, los esfuerzos de India para alcanzar una mezcla de etanol del 20% para 2025 resultarán un gran respaldo para la demanda mundial de etanol. Otros países como Indonesia con objetivos que llegan hasta el 40% de la mezcla también impulsará esta demanda.
En ambos países, la creciente demanda de combustible para el transporte hasta 2026 acelerará la demanda de los biocombustibles. De manera similar, en América Latina, las políticas de biocombustibles de Brasil combinadas con la creciente demanda de gasolina y diésel impulsan el uso de este tipo de soluciones energéticas.
Así las cosas, los próximos cuatro años se presentan como un periodo clave para la consolidación de los biocombustibles. Unos años en los que el sector espera no sólo dejar atrás los retrocesos ocasionados por la pandemia, sino volver a una senda sólida de crecimiento.