El Senado de Texas instó al Gobierno de Donald Trump a exigir a México el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944, argumentando que la falta de entrega de los volúmenes pactados ha generado afectaciones económicas en el Valle del Río Bravo.
Durante una sesión reciente, el senador Charles Perry sugirió que el tema del agua se incluya en las negociaciones sobre aranceles con México como una medida de presión para garantizar su cumplimiento. “Sería bueno incluir la liberación de agua bajo el tratado de 1944 en esas negociaciones arancelarias para que podamos obtener algún alivio en el Valle”, declaró.
De acuerdo con los legisladores, la escasez de agua ha impactado de manera significativa a la industria agrícola de Texas, contribuyendo al cierre del último ingenio azucarero del estado y provocando pérdidas económicas estimadas en casi mil millones de dólares anuales.
El tratado bilateral establece que México debe entregar 1.75 millones de acres-pie de agua (equivalente a 2.16 kilómetros cúbicos) en un ciclo de cinco años. Sin embargo, con el actual ciclo a punto de concluir en octubre, el país mantiene un atraso superior a un millón de acres-pie, lo que ha generado inquietud entre agricultores y autoridades locales.
De acuerdo con Reforma, el Comité de Agua, Agricultura y Asuntos Rurales del Senado texano aprobó una resolución tras escuchar testimonios sobre los efectos negativos de la escasez en la región. El senador estatal Juan “Chuy” Hinojosa advirtió que la crisis no solo afecta a los agricultores, sino que también obstaculiza el crecimiento comercial, ya que la falta de agua ha impedido la emisión de nuevos permisos de construcción.
Los legisladores señalaron que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (IBWC, por sus siglas en inglés) ha trabajado para facilitar el cumplimiento del tratado, pero carece de mecanismos para hacer obligatoria la entrega de agua. Además, advirtieron que las condiciones climáticas han agravado la situación, ya que las lluvias estacionales, que en el pasado ayudaron a reponer los embalses, han sido insuficientes en los últimos años.
Si bien el tratado permite a México diferir su deuda hídrica al siguiente ciclo, la ausencia de un cronograma estricto ha generado incertidumbre entre los agricultores, quienes temen que la entrega del recurso se siga postergando.
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