El gobierno de México acelera negociaciones con empresas privadas para duplicar su capacidad de almacenamiento estratégico de gas natural antes de lo previsto, ante el riesgo de que el presidente estadounidense Donald Trump utilice la dependencia del país del combustible como herramienta de presión en futuras negociaciones comerciales, según tres fuentes con conocimiento del asunto.
Actualmente, México cuenta con una capacidad de almacenamiento de gas natural equivalente a 2.4 días de consumo en instalaciones diseñadas para operaciones de compra-venta. El objetivo del gobierno es aumentar dicha capacidad a, por lo menos, cinco días del consumo nacional en infraestructura adecuada, como cavernas salinas y yacimientos agotados, informaron dos fuentes gubernamentales y una de la industria.
En comparación, países como Francia tienen reservas equivalentes a más de 105 días de consumo, mientras que en España el almacenamiento ronda los 20 días.
De acuerdo con El Financiero, el plan original de la administración de Claudia Sheinbaum contemplaba alcanzar esa meta hacia 2030, al finalizar su sexenio. Sin embargo, su gobierno ha decidido adelantar el proyecto para completarlo a fines de 2025 o principios de 2026, impulsado por la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de noviembre y por eventos climáticos extremos, indicaron las fuentes.
Consultado sobre la posibilidad de utilizar la dependencia de México del gas natural estadounidense como herramienta de negociación, un funcionario de la Casa Blanca señaló que la administración Trump sigue evaluando su relación comercial con México y que “todas las opciones” continúan sobre la mesa.
“Con Trump en la presidencia, el riesgo de que ocurra algo similar a lo sucedido en 2021 con el gas de Texas es muy alto”, dijo una fuente del gobierno mexicano. En febrero de ese año, una tormenta invernal en Texas interrumpió el suministro de gas natural por ductos hacia México, dejando a millones de usuarios sin electricidad y provocando pérdidas superiores a 6,000 millones de dólares en una semana, según estimaciones privadas.
México importa el 72 % de su demanda total de gas natural, casi en su totalidad desde Estados Unidos. El combustible es fundamental para la generación eléctrica y el sector industrial, con la mayor parte de las importaciones realizándose por gasoductos y una fracción menor por vía marítima.
Desde la victoria de Sheinbaum en las elecciones presidenciales de 2023, su equipo energético ha sostenido reuniones con empresarios mexicanos y extranjeros para retomar el plan de almacenamiento estratégico impulsado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. La preocupación en la administración mexicana se intensificó tras la confirmación del regreso de Trump a la Casa Blanca, debido a sus amenazas de imponer aranceles a México si no frena el flujo de drogas y migrantes hacia Estados Unidos, y a una reciente ola de frío en Texas, intensificada por el fenómeno de La Niña.
“Están preocupados (en el gobierno mexicano)”, afirmó una fuente del sector empresarial que ha participado en al menos dos reuniones con funcionarios. “Temen que Trump pueda usar el suministro de gas natural como medida coercitiva”.
El almacenamiento estratégico de gas natural es una política que México ha intentado concretar desde hace más de una década, cuando las importaciones comenzaron a aumentar significativamente. En 2009, el país importaba 1,258 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd), cifra que se elevó a 6,178.6 mmpcd en 2023, mientras la producción local caía.
En 2018, la Secretaría de Energía (Sener) instruyó al Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas) a contar con un mínimo de cinco días de consumo nacional como inventario estratégico -equivalente a 45 billones de pies cúbicos (Tcf)- para 2026. Sin embargo, el gobierno anterior no logró atraer postores para convertir cuatro campos petrolíferos agotados en instalaciones de almacenamiento.
El costo de duplicar la capacidad de almacenamiento oscila entre 420 millones y 2,580 millones de dólares, dependiendo de la tecnología empleada, indicaron las fuentes. El costo más bajo corresponde a yacimientos agotados de hidrocarburos, mientras que el más alto implica el almacenamiento en tanques de Gas Natural Licuado (GNL).
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