En un contexto donde el cambio climático plantea amenazas cada vez más serias y costosas para México, expertos del sector energético y académicos advierten sobre la necesidad de reevaluar el papel y la eficiencia de Petróleos Mexicanos (Pemex), especialmente en lo que respecta a su división de refinación de petróleo crudo. Las voces críticas sugieren que la próxima administración presidencial debe considerar seriamente el cierre o la reconfiguración del Sistema Nacional de Refinación (SNR), dados los retos económicos y ambientales que enfrenta el país.
Isabel Studer, embajadora del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, critica la persistencia de una visión petrolera en México, argumentando que el petróleo ya no constituye una fuente económica crucial para el país. “No podemos decir que no tenemos recursos económicos para invertir en energías renovables cuando se le inyectan más de 800 mil millones de pesos a Pemex a pesar de que vemos que la producción de productos refinados es un mal negocio, Pemex pierde 200 mil millones de pesos al año y sus contribuciones al erario se han reducido a menos de 6 por ciento del presupuesto federal”, expresa Studer, señalando la insostenibilidad financiera y ambiental de mantener el status quo.
La eficiencia de las refinerías de Pemex es otro tema de preocupación. Miriam Grunstein, académica asociada del Centro México de Rice University, destaca que, aunque la refinería Deer Park en Texas es un modelo de eficiencia, el panorama en México es desalentador. Grunstein compara la refinería de Tula, con sus pocas fallas técnicas pero alta contaminación, con la de Minatitlán, usada escandalosamente solo para almacenamiento. La situación ilustra los retos ambientales y económicos que enfrentan algunas instalaciones.
Víctor Ramírez, otro especialista del sector, identifica a las refinerías de Minatitlán y Madero como posibles candidatas para el cierre, aunque reconoce los complejos intereses políticos y técnicos en juego. Este panorama sugiere la urgencia de reevaluar la estrategia energética de México, enfocándose más en las energías renovables que en fuentes fósiles contaminantes y económicamente inviables.
Karla Cedano Villavicencio, del laboratorio de Innovación y Futuros del IER-UNAM, apunta a un cambio de paradigma, donde la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha superado a Pemex como la empresa más importante del país. Este cambio simboliza la necesidad de México de invertir en energías renovables, no solo como una medida económica, sino también como una respuesta urgente al cambio climático.
Francisco Estrada Porrúa, director del programa de investigación en Cambio Climático de la UNAM, subraya la magnitud del desafío climático. Con el 97% de la población mundial en riesgo de enfrentar temperaturas extremas y el 76% del PIB global expuesto a eventos climáticos severos, México podría ver afectado hasta el 85% de su PIB por fenómenos extremos como huracanes, sequías e inundaciones. Estrada Porrúa advierte que, para finales de este siglo, solo 11 de los 23 estados mexicanos actuales podrán producir una tonelada de alimentos por hectárea, resaltando la importancia crítica de las inversiones en energías renovables.
Este conjunto de perspectivas pone de relieve la urgencia de reevaluar la estrategia energética de México, privilegiando la sustentabilidad y la adaptación frente a los retos económicos y ambientales del siglo XXI. La transición hacia energías más limpias y renovables no es solo una opción, sino una necesidad imperante para asegurar el bienestar futuro del país.
También te puede interesar leer:
Zama en la encrucijada: Reducción del 94% en el presupuesto amenaza avances del mega yacimiento
México y Brasil lideran el atractivo de inversión en América Latina frente a Estados Unidos
Inicio de semana a la baja: Mercados financieros enfrentan retrocesos