Durante una reciente videoconferencia post-evento del Global Ethanol Summit en Washington, D.C., expertos latinoamericanos en biocombustibles resaltaron el prominente potencial que ostenta México en la producción de etanol. Sin embargo, también identificaron un obstáculo significativo: la falta de una cuota obligatoria de etanol en la mezcla de combustibles, lo que, según ellos, está frenando su progresión en este campo.
Agustín Torroba, especialista internacional en biocombustibles del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con sede en Costa Rica, enfatizó que México cumple con tres criterios fundamentales que favorecen la producción de biocombustibles.
México tiene metas medioambientales que cumplir, es importador de gasolina y de petróleo, a pesar de ser productor, y tiene una gran cantidad de materia prima que exporta sin demasiado agregado de valor. Me refiero a derivados de caña de azúcar que podría industrializar para producir etanol
Agustín Torroba
En la actualidad, el IICA se encuentra en la fase de actualización de su Atlas de Biocombustibles Líquidos, que proporciona una visión integral sobre la situación de los biocombustibles en diversos países hasta finales de 2022. Sorprendentemente, en este atlas, México se destaca como una de las pocas naciones que aún no ha establecido cuotas obligatorias específicas de etanol para sus combustibles.
Desde 2018, las autoridades mexicanas han mantenido una postura reacia a revisar las especificaciones de calidad de los combustibles conforme a las normas locales. De hecho, han sostenido una regulación obsoleta que solo permite un contenido de etanol en el combustible de un 5.8%.
En 2020, una enmienda regulatoria que hubiera elevado la cuota de etanol en la gasolina a un 10% fue rechazada por la Corte Suprema de México. Aun así, en el último año, el regulador de energía CRE, aunque decidió no abordar el asunto, ha dejado la puerta abierta para revisar esta situación en el futuro cercano.
Rodrigo Cardenal, titular de la asociación nacional de la industria de caña de azúcar de Panamá, quien también participó en la videoconferencia, señaló que México podría capitalizar el fenómeno del nearshoring y el crecimiento de su sector automotor para incorporar mayores porcentajes de etanol en las mezclas de combustible. Cardenal subrayó la importancia de un marco regulatorio flexible que facilite estas inversiones.
México tiene una ventaja única, porque ya produce dos de las principales fuentes de etanol: caña de azúcar y maíz. Es un activo importante
Rodrigo Cardenal
En contraste, Panamá, que depende totalmente de las importaciones de combustible, gas natural y carbón, ha dado un paso significativo hacia la adopción de biocombustibles. El presidente panameño, Laurentino Cortizo, promulgó en enero de 2023 una legislación que estipula que la gasolina deberá contener al menos un 5% de etanol para abril de 2024, proporción que se elevará a 10% en abril de 2026.
Te puede interesar:
Gobierno y azucareros unen fuerzas para desarrollar combustibles sostenibles para la aviación
Negocios de la caña de azúcar en Brasil se expanderán internacionalmente
Raizen y Wartsila liderarán investigación sobre la viabilidad del etanol en el transporte marítimo
Perspectivas azucaradas: India navega entre rebajas del GST y ambiciosas políticas de etanol