• vie. Nov 22nd, 2024

Energías eólica y solar abastecen a 13 de cada 100 casas del país

Recientemente el tema energético ha vuelto a tomar relevancia en el país. Se habla de reformas a la legislación que lo rige, de un cambio de política, de fomentar o no las energías renovables, y un largo etcétera que hace de este debate un tema complicado y, algunas veces, difícil de entender para quien se limita a saber que apretar un botón hace que un foco se encienda.

En México son diversas las fuentes de energía con las que se abastece a toda la población, este abanico de opciones es conocido por las autoridades como matriz energética, y está compuesta tanto por energías de fuentes renovables como no renovables, por lo que comenzaremos con las diferencias entre unas y otras.

“Las fuentes renovables de energía se definen como la energía disponible a partir de procesos permanentes y naturales, con posibilidades técnicas de ser explotadas económicamente. Las principales fuentes renovables consideradas en el Balance Nacional de Energía son hidroenergía, geoenergía, energía eólica, solar y biomasa (…) Las fuentes no renovables son aquellas que se extraen de los depósitos geológicos que se formaron a partir de biomasa, así como los combustibles secundarios producidos a partir de un combustible fósil”, establece la Secretaría de Energía en el Balance Nacional de Energía de México.

Es decir, mientras las renovables usan recursos que no se agotan y que representan casi 0% de las emisiones de gases de efecto invernaderos y otros contaminantes del aire, las no renovables requieren la combustión de elementos como carbón, combustóleo, diesel o gas natural que son fuentes finitas. A partir de esta quema, se genera la electricidad, así como la emisión de gases contaminantes.

Y es que, debido a la creciente demanda de energía de la población en todas las regiones del mundo, las energías renovables representan una alternativa menos contaminante y que además generan innovación en los mercados ya que promueven el desarrollo de cambios tecnológicos, ya que reducen la dependencia de importación o extracción de combustibles fósiles.

Para detallar más esta definición, Régulo Salinas, presidente de la Comisión de Energía de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN), explicó que la energía eólica utiliza la fuerza del viento para mover las aspas de un aerogenerador, el cual tiene dentro un mecanismo encargado de transformar ese movimiento en energía eléctrica, la cual, una vez producida se “inyecta” al Sistema Eléctrico Nacional.

En cuanto a la energía solar, esta se genera a través del uso de celdas fotovoltaicas en las que gracias al material del que están hechas convierten la radiación solar en energía eléctrica.

Por ello se consideran energías renovables, pues tanto el sol como el viento no se acaban.

ENERGÍAS RENOVABLES: ORIGEN Y SITUACIÓN ACTUAL

Aunque la Ley General de Cambio Climático establece que el 35% de la energía con la que se abastece a los consumidores en México provenga de fuentes renovables, el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2021-2035 indica que se alcanzará solo el 31%.

En la actualidad, explicó Salinas, de acuerdo al último PRODESEN la capacidad instalada de energía eólica representa el 8.6% del total de la matriz de generación en México, mientras que para la energía solar es de 7.9%.

De acuerdo con el Prodesen en 2020 el 59.4% de la energía producida en México fue de ciclo combinado, es decir que usa como fuente el gas natural; 8.6% fue generada en hidroeléctricas; 7.2% mediante la quema de combustibles fósiles, como carbón o derivados del petróleo; mientras que 6.3% fue energía eólica y 4.3% solar. El resto se generó con otras fuentes como el turbogás, la nuclear o el biogás.

Para el primer cuatrimestre de este año el porcentaje de energía eólica producida en el país llegó a 7.7% y el de solar, 5.7%. Esto significa que el primer cuatrimestre de este año 13.4% de la energía producida en el país, que llegó a los hogares de los mexicanos, provino del aire o el sol.

El primer parque de energía eólica comenzó a operar en 1994 en el Istmo de Tehuantepec y es propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE); sin embargo, en la actualidad, la mayor parte de la generación de energías renovables proviene de inversiones de la iniciativa privada.

“La industria privada participa en la generación de energía renovable en las distintas etapas de proyectos, desde el desarrollo, financiamiento y construcción, hasta la operación de proyectos renovables. En México, la participación del sector privado en el desarrollo de proyectos solares y eólicos ha crecido exponencialmente a partir de la reforma energética de 2013, cuando la Constitución Mexicana fue objeto de una reforma que instauró un nuevo marco regulatorio para el sector energético. Hasta la fecha, ha sido el más importante en materia energética y desarrollo sustentable, pues permitió la apertura del suministro eléctrico a la participación de actores públicos y privados, sin afectar la rectoría del Estado”, recordó Franco Lammoglia, licenciado en Derecho por el ITAM con maestría en Ciencias Ambientales por la Universidad Simón Bolívar, y experto en temas energéticos y medioambientales.

Esta reforma implicó una nueva relación entre el Estado y los particulares para generación de energía pues se le permitió a la IP formar parte del mercado eléctrico y de hidrocarburos.

“En la actualidad, de la capacidad instalada en el país de centrales eólicas, 90% corresponde a privados, 9% al esquema de la CFE y pequeños productores y 1% a la CFE. Sobre la capacidad instalada de energía solar, la cifra sube a 99.9% de privados y sólo 0.1% de centrales de la CFE. Sin embargo, las condiciones del país son favorables para que sea más la cantidad de energía renovable que se usa”, estimó Salinas.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE), México cuenta con un potencial para generar seis veces más de la energía eólica que produce, aseveró el especialista, y en cuanto a energía solar, es factible su generación en el 85% del país. Lo que significaría cubrir el total de la generación del país.

LOS PROS Y CONTRAS

La sabiduría mexicana reza que “no hay que poner todos los huevos en la misma canasta”, y en materia energética aplica esta máxima, pues la llamada matriz energética tiene como objetivo contar con diversas fuentes en caso de que una falle y así evitar, en la medida de lo posible, cortes de energía.

El uso de energías renovables tiene beneficios económicos y ambientales, pues su generación es más barata, además de que el aire y sol son fuentes inagotables de energía. “Mientras que por la parte ambiental se reduce la huella de carbono de manera significativa al no generar gases de efecto invernadero. Además, el uso de estos tipos de tecnología aporta a la diversificación de la matriz energética, para no depender de un solo tipo de fuente de generación y con esto dar mayor confiabilidad al Sistema Eléctrico Nacional”, comentó Salinas.

En tanto, Jorge Higinio García Valladares, presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Mecánicos, Electricistas, Electrónicos de la República Mexicana (FECIME), añade que las energías renovables contribuyen a disminuir enfermedades relacionadas con la contaminación, casi no necesitan grandes cantidades de agua para su funcionamiento y no crean problemas de basura difíciles de resolver, como la eliminación de residuos.

No obstante, sí existen desventajas, como que, por ejemplo, para la instalación de parques solares o eólicos los lugares con las mejores condiciones no siempre se encuentran cerca de los centros de consumo de energía eléctrica, por lo que se requiere de un sistema de transmisión robusto.

En la actualidad, las empresas que producen energía solar y eólica, además de construir la infraestructura para su generación, también deben instalar el equipo necesario para llevarla de los lugares de generación a los puntos de conexión de la Red Nacional de Transmisión.

También hay que reconocer que la generación de energía eólica y solar puede presentar retos para la planeación de la operación de la red eléctrica al tener periodos de generación variables, es decir, hay que tener en cuenta que dependen de la fuerza del viento o la intensidad del sol.

“En México, el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) es el encargado de administrar estas variaciones. Esta variabilidad se resuelve combinando generación eólica y solar con generación convencional (a base de gas natural u otros combustibles). Sin embargo, gracias a los avances en la tecnología se espera que a corto plazo se puedan incorporar mayores porcentajes de renovables al Sistema”, informó Salinas.

García Valladares añade que apostar por las energías renovables supone una gran inversión de recursos y la rentabilidad no suele llegar a corto plazo, además de que dependiendo de la fuente que requieran, necesitan de un gran espacio para poder desarrollarse.

¿CÓMO LLEGA AL CONSUMIDOR FINAL?

En México solo hay una “carretera” por la que se distribuye la energía a todos los consumidores finales, la cual pertenece a la CFE.

“Los artículos 27 y 28 constitucionales establecen que la planeación, el control del Sistema Eléctrico Nacional, así como el servicio público de su transmisión y distribución, le corresponde exclusivamente a la Nación, por ende, no pueden ser concesionados, pues están reservadas al CENACE y a la CFE. Asimismo, prevé entre otras cosas el posible monopolio estatal en las áreas estratégicas, como el control del Sistema Eléctrico Nacional; sin embargo, permite que el Estado pueda celebrar contratos con particulares y que estos puedan participar en la industria eléctrica según lo establezcan las leyes”, detalló Lammoglia.

Esto significa que la energía que generan los inversionistas privados se integra a la Red Nacional de Transmisión para llegar a todos los consumidores del país, lo que implica que cuando enciendes un foco no sabes si esa energía viene de una termoeléctrica, hidroeléctrica o de un parque de energía solar o eólica. Y es el CENACE el organismo encargado de determinar qué fuente de energía se “inyecta” primero a la red.

“Una de las políticas implementadas, en las que generalmente participa la IP en la generación de energía renovable, es la de despacho económico. En ésta se le da preferencia a la energía con costos más bajos, buscando que los precios del mercado sean los menores para que los consumidores puedan reducir el costo de la energía en su vida diaria o aumentar la productividad de las empresas al hacer sus productos más competitivos con insumos más económicos. Así, las plantas más eficientes para producir energía a menor precio tendrán una ventaja sobre las plantas tradicionales, que suelen ser las de la CFE”, dijo Lammoglia.

Las recientes reformas en materia energética plantean cambiar este modelo para que la energía generada por la CFE, independientemente de si es más cara o contaminante, sea la que tenga preferencia.

“Se habla de la renuncia a las energías renovables por los combustibles fósiles. México abandonó su estatus de campeón regional en energías renovables para perseguir la soberanía energética por medio de combustibles fósiles principalmente. A pesar de esto, el interés en la industria privada es bastante bueno, ya que el 85% del territorio nacional cuenta con buen potencial renovable”, agregó García Valladares.

¿Y CÓMO SE PAGA?

A todos los consumidores en algún momento les llega su recibo de la luz y desde pequeños consumidores como los hogares, hasta los que utilizan grandes cantidades de energía, tienen que pagarla para mantener el servicio.

De acuerdo con el informe anual más reciente de la CFE, esta empresa contaba, al cierre de 2019, con 44 millones 515,362 clientes, de los cuales, 39 millones 079,094 (87.8%) son catalogados como Domésticos Bajo Consumo, y 470,280 (1%), como Domésticos Alto Consumo. Además, 4 millones 253,338 (9.6%) de clientes son comercios; 405,479, industrias; 174,933, servicios, y 132,238 agrícolas.

No obstante, del total de energía vendida 55.9% es para clientes del sector industrial; 29.4% para los del sector doméstico de bajo consumo; 7.0%, para comercios; 5.7%, para el sector agrícola; 1.9% para el sector servicios y 1.1% para clientes domésticos de alto consumo.

“En México hay dos tipos de tarifas: las de suministro básico, para consumo menor a 1 MW (por ejemplo, domicilios), y las de suministro calificado, para consumo mayor a 1 MW (por ejemplo, industria). La tarifa de suministro básico se le paga a CFE, suministrador de servicios básicos, y la determina la Comisión Reguladora de Energía (CRE), mientras que la de suministro calificado se le paga al suministrador de servicios calificados, que puede ser CFE o cualquier suministrador calificado privado, y se determina mediante libre negociación entre usuario y suministrador”, explicó Lammoglia.

¿Esto qué significa? Que empresas o industrias pueden firmar convenios con generadores privados de energía renovable a fin de usar este tipo de energía.

“Las empresas pueden acceder a los contratos PPA (Power Purchase Agreement) que son contratos privados que permiten a las compañías adquirir energía renovable directamente de un productor de energía o a la autogeneración”, añadió García Valladares.

En realidad, no es que a sus instalaciones llegue solo energía eólica o solar, sino que su consumo lo pagan al generador privado y a la CFE le pagan la transmisión y la conexión a la red de distribución. De esta manera es que pueden decir que usan energías limpias, pues es gracias a su pago que los inversionistas pueden financiar la generación de energías renovables. En ningún caso las grandes empresas tienen subsidios, ya que pueden negociar libremente las tarifas que pagarán por la electricidad con el suministrador calificado con el que contraten.

Ahora bien, los subsidios y tarifas para los usuarios básicos se determinan por la Comisión Reguladora de Energía conforme a una metodología establecida en la legislación, la cual establece que cuando se supera cierto consumo el subsidio disminuye.

“Es importante mencionar que los usuarios domésticos o pequeñas y medianas empresas que pagan tarifa Doméstica de Alto Consumo se enfrentan a precios mucho más altos de los que no lo hacen. Una buena solución para estos es la generación de energía eléctrica por medio de la generación distribuida, que les permitirá consumir energía renovable y pagar precios mucho más bajos por su electricidad (en lugar de seguir pagando un costo mayor en la tarifa DAC)”, concluyó Lammoglia.

De Animal Político. Lunes 9 de agosto de 2021.